En 1913, el físico danés Niels Bohr, discípulo de Rutherford,​ propuso un modelo atómico para explicar cómo los electrones pueden tener órbitas estables alrededor del núcleo.

En su modelo, los electrones giran en determinadas órbitas o niveles de energía, que representamos con números. Los átomos más grandes que conocemos actualmente pueden tener máximos 8 niveles.

Una forma sencilla de saber cuántos niveles de energía tiene un átomo es fijándonos en qué periodo se encuentra en la Tabla Periódica. Por ejemplo, el Arsénico (As) tiene cuatro niveles de energía y se ubica en el periodo 4.

Böhr estableció que el número máximo de electrones para cada nivel de energía no puede ser superior a la fórmula:

donde n representa el nivel de energía. Por ejemplo para el nivel de energía 1, podemos tener máximo 2 electrones, 8 en el segundo nivel, 18 en el tercero, etc.

Si el número de protones determina la identidad de un átomo, la distribución de los electrones determinará sus posibilidades de combinarse o no con otros átomos.

Diagrama de Böhr

El diagrama de Böhr es una representación visual simplificada de un átomo y de cómo se distribuyen sus electrones. Lo representamos como un núcleo de carga positiva (con sus neutrones) rodeado de electrones que viajan en órbitas circulares alrededor del núcleo en niveles energía.

En el ejemplo, el Arsénico tiene 33 protones y 42 neutrones en su núcleo, y sus 33 electrones están repartidos de la siguiente forma: 2 en el primer nivel de energía, 8 en el segundo, 18 en el tercero y 5 electrones en el último nivel.